Fui soltando margaritas en el camino hacia tus ojos
por si acaso me arrepentía y prefería volver,
pero sin darme cuenta
fuiste borrando el camino con tus mentiras - que yo, como una estúpida me creí -
y cuando tú te fuiste del todo
yo no supe volver
y me quedé entre la realidad
y los acordes de tu guitarra.
Desde entonces no he vuelto a ser persona
y, si te fijas bien
aún puedes ver tu reflejo en mis pupilas.
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